Quizás por la velocidad, quizás por las prisas, quizás por el egoísmo personal, quizás por el ejercicio del poder –quizás-… se va –quizás-… se va adueñando de la vida humana, en este lugar del Universo, la pérdida de memoria.
Hasta hace bien poco tiempo, las desmemoriadas presencias eran, si no escasas, no relevantes. Hoy, es como una peste que se extiende. Y ya se considera, a todo ese contingente de llamadas “enfermedades neurodegenerativas”, como la plaga, la peste del siglo XXI.
Evidentemente, podemos tomar las causas medio ambientales: de partículas en suspensión para la respiración, de alimentaciones tóxicas, de aguas contaminadas, de relaciones humanas conflictivas… y un largo etcétera que también viene dado por un daño en el genoma.
Y en esa sopa “no primordial”, en esa sopa se va gestando un guiso… al menos preocupante.
.- ¿¡Cuánto tiempo hace que nos crearon!?
.- ¡Uhhh! Seguramente ¡mucho tiempo!
.- ¿Recuerda..?
.- ¡Uhhh!...
¿Nos olvidaron los dioses, o nosotros olvidamos a los dioses?
Pero es que, además, olvidamos “aquel momento de”… y olvidamos “aquella experiencia que”… y olvidamos “aquel acontecimiento que”… Y se ve que ya no sólo es un olvido de individuos, sino también de comunidades, hasta llegar a países que llegan a ignorar acontecimientos que aún, aún, aún están por ahí escritos.
Tratamos, en efemérides, de recordar datos y detalles significativos; al menos… Leonardo, Miguel Ángel, Descartes… ¡Bah! Enseguida llegó Steve Jobs o… Kobe Bryant o… [1]la CUP.
.- Oiga, ¿”Platón” era un plato o era un nombre de alguien?
.- “Platón”. No, no era un plato grande; era el nombre de alguien.
Evidentemente, no interesan ni Platón ni Aristóteles ni Kant ni… ¡yo qué sé!; aunque estén en los arquetipos de la consciencia ordinaria, pero no se sabe ya por qué están ahí ni cómo llegaron… ni qué influencia generaron.
Poco a poco, quizás, cada ser, y contagiadamente en comunidad… ¡Como ocurre ahora!:
“Y este grupo habla así, y este otro grupo humano habla de esta otra forma, y éstos se visten así…”.
Pequeños ejércitos. Como si fueran ganado:
“Ahora la moda es así”… o “Hay que llevar esto porque… ¡porque sí!”.
Sin duda, las re-ligiones, que pretendían religarnos o conectarnos con la Creación, se fueron corrompiendo; se fueron haciendo senectud; enfermaron de vejez. Y no se dieron cuenta de que era una enfermedad, sino que pensaron que Dios, poco a poco, se moría en cada uno. “Que Dios, poco a poco, moría en cada uno”. Así se podría justificar una muerte digna: “Muero con Él, o Él muere conmigo”.
¡Tan poderosa civilización!, con ojivas nucleares capaces de destrozar todo lo viviente, y cada vez más incapaz de refrescarse cotidianamente con lo que acontece, con lo que aconteció ayer o anteayer, como si ¡nada hubiera pasado!
¡Pareciera una vida inservible, de un día para otro! Sin duda, “usar y tirar”.
El Sentido Orante de hoy nos hace hincapié en esa facilidadcon la que el ser va residualmente evolucionando… hacia ¡restos inútiles!, por no saber salvaguardar sus vivencias anímicas, ¡almadas!, ¡espirituales!... y, a partir de ellas, seguir creciendo en ¡asombro!, en extraordinaria sensación de… ¡vivir!
El Latido de los Amores… languidece. En su lugar, una tecla o una información. En su lugar, una máscara o… una posesión.
El Latido del Amante se hace ¡débil! Se cuestiona su utilidad; se cuestiona su debilidad; se cuestiona su habilidad; se cuestiona su necesidad.
Un “no sé”, un “quizás”, un “tal vez”, un “a lo mejor”, un “ya veremos”… lova sustituyendo verbalmente, como una canción de feria. Va sustituyendo, todo ello, por la importancia de ser, lo exigente de la ganancia, la oportunidad del dinero, la seguridad de la estancia…
Gestados por la Eternidad del Amante Misterioso, animados y mantenidos por Él, por Ello, el ser parece olvidarse. Se olvida.
Deambula en sus tegumentos, en sus granos, en sus dolores, en sus… ¡lastres!
Se hace queja. Se hace indolencia. Se hace progresivamente vulgar. Y con ello pierde la sensibilidad del gesto, de la mirada, de la sonrisa, de la palabra, de la cercanía, del aliento, del suspiro…
Es preciso alertarse, para saber interpretarlos lenguajes de la Creación; para saber que cada instante es trascender… como peldaño a peldaño; llegar a sentir que nuestra consciencia está embrujada y subyugada, sin martirio, a un enamorado convencimiento del vivir.
Suena… suena casi imposible. ¡Porque enseguida se alborotan!... los establecidos materialismos de cada día. Cierran puertas y ventanas, y cualquier ventilación que nos lleve a lo Infinito; ¡que es donde estamos!
“Que es donde estamos”. Aunque la Ciencia ya se ha introducido en esa Eternidad, para decirnos que es terminal, que es agotable, que es final.
Y, claro, en la medida en que se deja de ser lo que se es, “Aliento de Eternidad”, el hombre se hace ¡pergamino!... duro, rugoso. Se hace olvide de aliento y… se arrastra, balbucea…
Cuando algo deja de ser lo que es, se olvida de lo que es… ¡porque ha querido ser otra cosa!
Es como si el pez saltara del agua a tierra firme, y se empeñara una y otra vez en hacer otra vida que no fuera la de estar sumergido en el agua. A bocanadas, soportaría pocos instantes. Y enseguida se secaría, se apergaminaría; sería ¡pasto… pescado!
De igual forma, cuando el ser se deforma… porque aspira, calcula y genera sólo en base a su cadencia y, en consecuencia, sin incluir en su hacer, la trascendencia, se hace agua estancada; contamina su existencia; contagia a cualquier sediento.
Con la fe… que se disponga; con el ejercicio de ella… a lo que se esté disponible; con la certeza de las evidencias de los aconteceres, el ser puede retomar, recogerse en el cauce... de creaciones, inspirarse en los ideales de las emociones, en el sustento del asombro de lo que se vive, se hace y se siente cada día… mágicamente.
Y, al saberse heredero de lo Eterno, poder ilustrar, comportarse, actuar, decir… hacia otros que se van quedando en lo estancado, en lo seguro, en lo ganancial.
Respirar el aliento almado; el que se corresponde… con lo que se es…
Infinitamente creado, y ¡creando!…
Sin asumir límites ni fronteras…
Haciendo cantos permanentes… con el transcurrir del viento.
[1]La “Candidatura de Unidad Popular”, conocido simplemente por sus siglas CUP, es un partido político español de extrema izquierda, defensor de la independencia de Cataluña.
***